CIUDADANÍA DE LA UNIÓN
Según el Tratado de Maastricht es ciudadano de la Unión toda persona que ostente la nacionalidad de un Estado miembro.
La ciudadanía de la Unión se crea para reforzar y potenciar la identidad europea, haciendo que los ciudadanos participen más estrechamente en el proceso de la integración comunitaria. Merced al desarrollo del mercado único, los ciudadanos se benefician de una serie de derechos generales en diversos ámbitos. Además, la ciudadanía de la Unión Europea lleva aparejados disposiciones y derechos concretos, que pueden agruparse en cuatro grandes categorías:
- Libre circulación y residencia en el territorio de la Unión Europea
- Derecho a ser elector y elegido en las elecciones municipales y en las elecciones al Parlamento Europeo en el Estado miembro de residencia
- Protección de las autoridades diplomáticas y consulares de cualquier Estado miembro, si el país de origen no está representado en un tercer país;
- Derecho de petición ante el Parlamento Europeo, y el derecho de dirigirse al Defensor del Pueblo europeo.
Aunque el ejercicio de estos derechos está sujeto a determinadas limitaciones contempladas en los Tratados o en el Derecho derivado, así como a la posesión de la ciudadanía europea, se reconocen a todas las personas físicas y jurídicas residentes en el territorio de los Estados miembros de la Unión los derechos de dirigirse al Defensor del Pueblo y de presentar peticiones ante el Parlamento Europeo. Igualmente, los derechos fundamentales se aplican a toda persona residente en la Unión Europea.
El Tratado de Ámsterdam completa la lista de los derechos de los ciudadanos de la Unión, y precisa los vínculos existentes entre la ciudadanía nacional y la europea.
CARTA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA UE
Por la voluntad por avanzar hacia la Europa de los Ciudadanos, en la cumbre de Niza del año 2000 se aprobó la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea.
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